Chapter Capítulo 35
Estoy en el acuario observando a los animales mientras Fernando le explica a Aarón sobre el origen de los diferentes tipos de peces y sobre el Rey del Mar a quien todos temen.
Él no deja de reír ante la historia de Fernando. Debo admitir que los dos tienen una química muy bonita.
Hubiera aceptado regresar con Fernando si me pidiera perdón por exigirme que aborte a nuestro bebé, pero actúa como si él no hubiera existido y eso me duele muchísimo.
—Es hora de irnos, no creen.
—No quiero.
—Te prometo que muy pronto volveremos, Belinda tiene razón ya es muy tarde.
***
En este instante estoy abrazando a un dormido Aarón en el carro mientras Fernando conduce. Puedo observar por la ventana que ya está oscureciendo, muy pronto entraremos a la ciudad.
—Te lo agradezco muchísimo
—¿Por qué?
—Por la manera en la cual tratas a Aarón. Eres muy especial con él y el hecho de alquilar el parque para nosotros por todo un día fue un gran detalle.
—Me encanta la forma en la cual brillan tus ojitos cuando el enano sonríe. Haría lo que sea para nunca apagar esa luz. Es evidente que lo amas muchos.
—Más que a mi vida es mi príncipe —Deje un beso en su frente
—Me quito mi apodo —Bromea
Es verdad que a él le decía príncipe cuando comenzamos a salir, pero ahora mi príncipe es Aarón.
—No es exclusivamente tuyo
—¿Por qué rechazaste la oferta de Edward?
—Por amor
—¿A Diego? ¿Sigues enamorada de él?
Negué con la cabeza —Amor a la empresa. En ella crecí, trabajo mi madre y mi abuela.
—También le tengo cariño a esa empresa. La fundaron mi padre y mi tío pensando en nuestro futuro. Pronto se cumplirá el primer año de Diego en la presidencia.
—¿Eso te duele?
Él niega con la cabeza —Nunca quise la presencia, es mi madre quién siente que Tio Aníbal tiene más poder que nosotros y quería reafirmar la autoridad de nosotros en la compañía.
Él no deja de reír al escuchar los ronquidos de Aarón.
—El agua lo agotó
—Sí —Comencé a jugar con su cabello —Rulitos no podrás dormir más tarde
—No sería Uriarte si no tuviera el cabello ondulado. Tus hijos también lo tendrán así.—Inquiere
—Tal vez ¿A ti no te gustaría tener un hijo?—Le pregunté
Él niega con la cabeza —No me considero capaz de cuidarlo como se debe.
—¿Por qué crees eso?
—No sería un buen ejemplo después de todo lo que he hecho.
—Eran cosas de niños, Fernando, tú no eres una mala persona.
—No hablo solamente de eso. No me considero una buena persona siento oscuridad en mí y si tienes oscuridad por más que ames a tu hijo le haces daño.
—¿Te refieres a tu madre?
—Si, ella me ama más que a su vida, pero solamente me lastima sin darse cuenta. Ella nos enseñó que debemos ser los mejores y aplastar a quien sea necesario para lograr nuestros objetivos. —Él lanza un suspiro sin dejar de centrarse en el camino —Otro ejemplo es mi tío Aníbal con Diego.
—Yo creo que lo harías bien, tú no eres como tu hermana ni como Diego.
—Solo si te tuviera a mi lado. Tu Luz sobrepasaría mi oscuridad, sería un niño o una niña tan luminosos y amoroso como Aarón.
—Fer yo……
—Ya llegamos —Él lanza un suspiro
—Casi, Enano.
—Belly no quiero quedarme solo con la abuela. Ella no me lee cuentos como tú.— Habla Aarón
—Tranquilo bebé iremos con la tía Wendy.
—¿Qué ocurre?— Pregunta Fernando
Negué con la cabeza
—Si tú no me dices soy capaz de llamar a tu abuela
—Discutimos e iré a dormir con Wendy, eso es todo.
—Tengo una mejor opción. ¿Quieres que te prepare unas superhamburguesas en mi casa, Aarón?.
—¡Si!
Reí —Claro a tu madre y tu hermana les encantará recibirnos.
—Está mañana me entregaron el departamento por eso llegue tarde a recogerlos.
—Bien, pero nada de hamburguesas este niño ya comió mucha comida chatarra en el día.
—¡Belly!
—¡Belly, Nada! ¡Es eso o vamos a comer los guisos de la tía Wendy!
—Bien
No tardamos más de media hora en llegar a los edificios. Fernando se estacionó, bajamos nuestras cosas y nos dirigimos hacía la recepción.
—Buenas noches —Él saluda al recepcionista
—Buenas noches, licenciado Valencia. No sabía que era casado y tenía un hijo, es idéntico a usted.
Él ríe y niega con la cabeza —Ella es Belinda una excelente amiga y el pequeño Aarón.
—Mucho gusto —Salude al hombre disimulando mi enojó porque me llamó “Su amiga”
¿Acaso ya no soy el amor de su vida?.
Debo admitir que el edificio se ve muy lujoso y espacioso, subimos rumbo hacía el tercer piso en el cual se ubica su departamento. Es el número 206, debo recordar ese número.
El lugar está amueblado con lo esencial, sus paredes son color blanca. Consta de la planta baja en la cual se ubica la sala más adelante la cocina, un pequeño despacho y un gimnasio, en la parte de arriba tres habitaciones con sus baños propios.
Mi parte favorita es la terraza con una hermosa vista a la ciudad.
Aarón se instaló en el sofá mirando dibujitos mientras yo busco comida en su desierta heladera.
—Solamente tengo muebles en la cocina, la sala y mi cuarto en la semana traerán el resto.
—No tienes nada de comida ¿Cómo sobrevives?
—Hay un restaurante cerca y casi nunca estaré acá. ¿Qué necesitas para la cena?. Enseguida ordenó comida.
—Te haré una lista, pero dime tu cocina funciona
—Es hora de averiguarlo. Hay una sola habitación sabes lo que significa.
—Claro
—Que dormirás con Aarón y yo en el sofá.
—Se ve cómodo no puedes quejarte
Cuando trajeron las compras comencé a cortar las verduras en lo cual Fernando me ayudo, pero no pude evitar reír porque no sabe picar.
—No has cambiado en estos años
—Yo soy un experto en la cocina ya sé preparar pasta
—Entonces tú te encargarás
—Necesito inspiración —Él reproduce música con su control
—Ya te habías tardado. Tú no respiras sin música.
En menos de diez minutos termine de picar las verduras las herví junto con la carne luego unos minutos agregue la salsa que ya había preparado.
Fernando se encargó de preparar la pasta bajo mi supervisión porque casi se pasó de cohesión.
—¿Experto en pastas, verdad?
—No seas presumida
—No sé cómo sobrevives niño rico y bonito.
Él ríe —Es uno de los misterios de la vida plebeya bella ¿Te parezco bonito?.
Rodee los ojos —Te digo bonito para no decirte otra cosa. No alucines, me gustan los chefs.
—Mañana mismo tomó clases.
Él se dedicó a poner la mesa junto con Aarón mientras yo termino de preparar la comida. Así serían nuestras noches si las cosas hubieran sido diferentes.
Durante la cena no charlamos demasiado simplemente nos dedicamos a cenar y mirar los dibujitos que escogió Aarón.