Chapter Capítulo 36
—Los dibujos de antes eran mejor. ¿Recuerdas a los dragones mágicos imaginarios?.
Rodee los ojos —Hace poco me di cuenta de que eran imaginarios, pero no critiques a los dibujos de Aarón porque se enoja.
—Te enojas niño, salsa —Él bromea —¿Cómo nunca te diste cuenta de que eran imaginarios? ¿Eran dragones gigantes que hablaban?
—Tenía seis años
—Yo ocho y lo sabía, princesa.
Terminamos de juntar la mesa y lave los platos mientras ellos escogen una película para mirar los tres.
Rodee los ojos cuando me percaté que película escogió Aarón.
—Ya la vimos dos veces
—¡A mí me gusta! ¡Te cuento Fer!
Reí —Amor quieres que Fer la vea con nosotros y le contarás el final.
—No, el final. ¿Te cuento?
—Adelante enano
—Es un mundo de superhéroes…
Simplemente, reposé mi cabeza en el hombro de Fernando porque ya conozco de memoria esa historia.
Lo malo de tener un hijo terco es que te obliga a mirar los mismos dibujitos una y otra vez.
Apagamos las luces y preparé palomitas luego nos dedicamos a mirar la película. Tengo mi cabeza reposada en el hombro de Fernando y él me rodea con su brazo, él está contratado en la película al igual que Aarón quien está recostado a su lado ocupando su otro brazo.
—Me dejarán sin brazos—él se queja, pero yo lo ignoro porque ya tengo sueño.
Cuando encendimos las luces debido a que terminó la película nos dimos cuenta de que el pequeño ya está dormido. Entonces decidimos llevarlo a la cama, yo acomodé la cama de Fer y él recostó a Aarón luego de quitarle los zapatos.
—Busco mi pijama y los dejo dormir.
—No tienes que dormir en el sofá
—Prefiero que si —Él deja un beso en la mejilla de Aarón y luego en mi frente
Apague las luces y me recosté al lado de Aarón, intente cerrar los ojos y dormir, sin embargo, no lo logre.
Mi pequeño es superinquieto, pero no es solamente eso. No puedo dormir al pensar que mi segundo príncipe se encuentra en un sofá con frío y solo.
Diego en menos de media hora ya estaba en la cama metiéndome mano; en cambio, Fernando me respeta. Es evidente la diferencia entre ambos hombres.
Busque en el closet una cobija y sin dudarlo me dirigí rumbo hacia la cocina en donde él está recostado en el sofá con sus ojos cerrados.
Sin hacer ruido lo cubrí con las cobijas que traje conmigo.
No logre controlar mi impulso y lleve mis manos a su rostro acariciando sus mejillas luego mis manos se deslizaron a sus brazos y posteriormente a su pecho desnudo.
Me golpeé internamente debido a que estoy haciendo tontería tras tontería. Aleje mis manos de su cuerpo y me dirigí a la salida, pero él ejerció fuerza en mi brazo con su mano.
—¿No estás dormido?
—Si estoy dormido porque estoy viendo a mí Ángel de la guardia —Me dice abriendo los ojos —¿Insomnio?
Asentí con la cabeza —No me siento cómoda al quitarte tu cama. Tú ve con Aarón y yo me quedo acá.
—Me quitas el sueño todas las noches Belinda es lo mismo mi amor.
—Soy tu amor, pero me llamaste tu amiga
—Sabía que me harías una escena por eso. —Ríe mientras se levanta del sofá y lleva sus manos a mis mejillas —Me pediste que sea tu amigo y es lo que intentó ser, hermosa.
—Te resignas muy rápido
Él ríe —Eso quiere decir que tengo una oportunidad.
Uní mis labiosa a los suyos en un beso corto el cual él me siguió.
—Gánatela —Le dije antes de dirigirme a cocina para servirme un vaso con agua.
Sentí sus brazos rodeando mi cintura y sus labios en mi cuello dejando pequeños besos allí.
—No deberías provocar a el hombre que más te desea en el universo.
Sus besos descendieron desde mi cuello hasta mi hombro y se convirtieron en mordidas suaves.
Me giré para verlo a los ojos y él unió sus labios a los míos en un beso efusivo y salvaje el cual correspondí con intensidad llevando mis manos a su cabello y enredándolas en él.
Sus manos se deslizaron desde mi cabello hacia mi cintura acercándome más a él. Sin dudarlo salte a sus brazos y él me atrapó sin cortar el beso.
Enrede mis piernas en su cadera y mis manos jalaron su cabello mientras mis labios atacan los suyos él corresponde con la misma intensidad mientras sus manos aprietan mi trasero como su fuera suyo.
Posteriormente, camino conmigo en brazos rumbo hacia el sofá nuevamente y me recostó en él posicionándose arriba mío.
Sus manos se acomodaron en mis muslos subiendo la falda de mi vestido con mi ayuda me lo quito de la cabeza para arriba dejándome en ropa interior.
Él subió mi pierna y la acomodó alrededor de su cadera sin dejar de atacar mi cuello y mi hombro con brusquedad.
Puedo sentir su erección crecer en la zona de mi estómago.
Me posicioné arriba de él dejando un beso salvaje en sus labios mientras sus manos desabrochan mi brasier para despojarme de él.
Lleve mis labios a su cuello dejando besos y succionando su piel sin ningún cuidado. Posteriormente, me dediqué a succionar el pómulo de su oreja.
Deje besos en cada rincón de su pecho.
Él no se contuvo y me empujó hacía el sofá atacando mis pechos sin piedad. Lamió, succiono y mordió mi pezón sin piedad mientras amasa mi otro pecho.
Siento que la electricidad recorre mi cuerpo y una humedad entre mis piernas.
Su mano se desliza hacía mis bragas adentrándose en ellas y masajeando mi zona íntima, lance un jadeo al sentir su tacto.
Se separó de mi cuerpo para deshacerse de la única tela que lleva.
—¿Te gusta lo que ves?—Me pregunta sin ningún pudor
No formule ninguna frase y simplemente lo hice él en un rápido movimiento bajo mis bragas.
Llevo sus labios a mi zona íntima realizando movimientos suaves que me llevaron a la luna.
Me siento en el cielo al sentir su tacto. Ejercí presión en las sábanas con mis puños y arqueé la espalda.
Lance un jadeo al sentirlo adentró. Él dentro de pocos minutos comenzó a moverse en mi interior en principio fueron movimientos suaves y calmos. Movi mi cuerpo sincronizando con sus movimientos.
—Tú no quieres que sea gentil
Él llevo sus brazos a los costados del sillón para tomar fuerza y comenzó velozmente adentrándose aún más en mí.
No logró controlar mis gemidos de hecho parezco una especie de animalito. Mis sonidos solamente lo estimulan y aumenta la velocidad aún más.
Cuando terminamos descansamos unos cinco minutos luego cambiamos de posición y yo me acomode arriba de él.
Comencé con movimientos circulares mientras él se dedica a jugar con mis pechos amasándolos.
Luego comencé a moverme de arriba abajo y él llevo sus manos a mis caderas ayudándome a moverme velozmente. Me gusta observar su rostro, su mirada lujuriosa y tener el control porque nunca lo he tenido.
Cuando nos cansamos nos recostamos en el sofá acurrucados y arropados con las cobijas.
—Aarón no habrá escuchado
Él niega con la cabeza mientras acaricia mi espalda desnuda
—Ya no tienes pudor
—Ya no soy una niña de dieciséis años
—Me enloqueces, Belinda. Múdate aquí conmigo y sé mía todas las noches, toda la vida.
—Eso suena como marido y mujer
—Es lo que eres mi mujer, solamente mía. Olvida esas tonterías de ser amigos o alejarte de mí, después de esta noche volviste a ser mi propiedad.
Al escuchar esas palabras comprendo que me equivoque. Su familia me odia y mi abuela enloquecerá sin mencionar a Diego quien ya me advirtió que sería capaz de cualquier cosa si regreso con Fernando.
Además, no puedo olvidar lo que Fernando me hizo. Lo cruel que fue al exigirme que aborte a mi bebito.
—Esto no funcionará Fernando lo mejor es olvidar que ocurrió. Tu madre me odia y tu hermana, además yo….
—No puedo ni quiero olvidarlo, Belinda. Te amo con toda el alma No me interesa mi familia, mi madre no es un ejemplo de moral y Mariana muy pronto se casará y se irán lejos. No te perderé ni por ella ni por nadie.
—Solamente pídeme perdón
—Ya lo hice varias veces. Lo de la apuesta fue una tontería….
—No hablo de eso sino de lo otro
—No sé dé que hablas. Mi único error fue la apuesta, Belinda.
—No consideras un error lo que me dijiste. Fuiste un cobarde y un miserable. —No logró contener mis lágrimas —¡Eres un cínico, Fernando! ¡De verdad creí que cambiaste, pero no es así! ¡Nisiquiera te arrepientes!
—Me puedes hablar claro, Belinda.
—¡Belinda! ¡Fer! —Escuchamos los gritos de Aarón
Cubrí mi cuerpo con una de sus camisas y me dirigí rumbos a las escaleras.
—¡No hemos terminado de hablar, Belinda!.
—Esto nunca ocurrió, Fernando. —Es todo lo que digo antes de subir las escaleras
—Amor —Abrace a Aarón cuando me percaté de que está llorando —¿Qué pasa mi Sol?
—Tuve un sueño feo.
—No pasa nada, mi amor ¿Qué soñaste?
—Que te ibas sin mí
—Eso nunca pasará mi Sol. Yo siempre estaré contigo hasta mi último respiro. No necesito a nadie más porque te tengo a ti. —Deje besos en sus mejillas —Tú eres solamente mío.
***
Al despertar tome mi bolso y cargue a Aarón en brazos para irme del departamento. Me percaté de que Fernando está dormido, así es mucho mejor.
—¿Por qué no saludamos a Fer? —Pregunta Aarón cuando bajamos del autobús
—Porque Fer está ocupado, mi vida.
—El hombre malo—Comenta Aarón al ver una camioneta
Observe que de la camioneta baja un hombre que se ve grande. Ojos oscuros, barba, tez morena y por su vestimenta diría que posee dinero.
A su lado se encuentra Graciela con un pequeño vestido color rojo, me percaté de que ella se está tambaleando. Ellos no notaron nuestra presencia y se dieron un beso efusivo.
Cuando baje a Aarón él se escondió detrás de mí. Es evidente que le tiene terror a este sujeto, se ve intimidante, pero sé que algo le dijo para provocar ese sentimiento en el niño.
—¿Por qué es malo?.
—Me dijo que me llevará lejos si molesto a mami y que los lastimara a papi y a ti si digo algo.
—¡Eres la reina de las cínicas! —Al escuchar mis gritos ellos se apartaron
—¡No te metas niña!
—¡Quién es está! —Le pregunta él sin dejar de mirarme
—La sobrina del idiota de mi marido
—Más idiota serás tú, zorra.
—La madre del mocoso —Él ríe burlón
—Esa misma, escúchame bien no me importa que haces con esta tipa, pero al niño no lo amenazas
—¡A mí ninguna vieja me dice que hacer! ¡No sabes con quién te metes, mocosa!
—¡Ni tú, imbécil!
—¡A quien le dijiste imbécil! —Puedo ver el odio en su mirada —Te tragaras tus palabras muñeca, te destrozaré y a tu mocoso.
—Tú no sabes con quién te metes. No tienes una idea lo que te hará el padre de mi hijo si te atreves a tocarlo. Te recomiendo evitar problemas.
—Ya veremos quien destroza a quien muñeca. —Es todo lo que dice antes de alejarse y lanzarle una mirada a mi hijo.
Yo lo cargué y dejé un beso en su mejilla.
—No te hará nada mi bebé antes lo mató
—Estás loca, Belinda. Josué te destrozará por hablarle así. Él se relaciona con hombres muy pesados.
—La loca eres tú ¿Por qué te metes con delincuentes?.
—Ese es mi asunto, niña.
—Como no está mi tío obviamente no te dejaré a Aarón.
—Como quieras.
No sé si hice lo correcto o no, pero no puedo permitir que ese hombre intimide a mi niño. Si él cree que el padre de mi hijo es influyente no se meterá con él