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Capítulo 132

Sin poder evitarlo, solté una carcajada.

Fue entonces cuando Jonathan se dio cuenta de que yo también estaba allí, por lo que soltó a Begoña, quien casi se cae.

Pero ella, rápida de reflejos, volvió a rodear el cuello de Jonathan con sus brazos.

Luego, abrió la boca exageradamente, como si apenas me hubiera visto.

“Iris, lo siento, Jonathan dijo que hoy me llevaría de paseo, pero me torcí el pie.”

“¿Te sientes mal? No te dejó a propósito, es mi culpa, soy muy torpe.”

Ella se recostó en el hombro de Jonathan, quien estuvo a punto de rodar los ojos

hasta la nuca.

Él me miró con resignación, su rostro decía “ayúdame“.

Conteniendo la risa, me acerqué a sostenerla. Al ver su tobillo sin siquiera un rastro de enrojecimiento, también me quedé sin palabras, ¿No hubiera sido más. creible si hubiera fingido un golpe de calor?

“No te preocupes, eres mi prima, así que para Jonathan eres como parte de su familia. Él no dejaría a un familiar que lo necesita, y mucho menos a alguien mayor ¿verdad?”

Jonathan y yo teníamos la misma edad, y Begoña era mayor que él.

A ninguna mujer le gusta que le recuerden que es mayor, así que inmediatamente, se le puso rojo el rostro de la bronca.

“Iris, me salté un grado, solo soy dos años mayor que tú.”

“Exacto, por eso eres mi prima mayor.”

La miré pretendiendo no entender, actuando como la inocente flor blanca quel aprendí a ser en la escuela.

Cuando llegamos a emergencias, el doctor puso cara de fastidio, perol considerando los altos costos del hospital privado, aun así nos ofreció una sonrisa profesional.

“Esta señorita solo se torció un poco, con descanso estará bien.”

“¿Solo con descanso? Pero me duele mucho.”

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Begoña miró a Jonathan con los ojos llorosos, quien por su parte, estaba mirando su teléfono, claramente impaciente.

Asi era él, no podia soportar estar cerca de mujeres que no le gustaban.

*Jonathan, creo que podría ser una fractura.”

Ya casi no tenía fuerzas para comentar sobre sus exageraciones, y Jonathan no era doctor.

El doctor, resignado, escribió una orden, “Entonces hagamos una radiografia.”

“Algún familiar puede pagar y luego llevar directamente al paciente a la sala de rayos X.

El doctor le pasó la orden a Jonathan, quien fingió hacer una llamada y salió.

El hombre me miró y yo suspiré, tomando la orden.

Mirando el tobillo aparentemente ileso de Begoña, tuve una idea.

Tré a buscar a Jonathan para que te acompañe a hacerte la prueba.”

En ese momento corrí hacia la puerta, y me encontré con Jonathan, quien claramente estaba molesto.

Al segundo siguiente, me agarré la cabeza y caí directamente en sus brazos.

“Iris, ¡Iris!”

Él me miró preocupado, pero luego le guiné un ojo.

Captando inmediatamente mi señal, dijo, “Te llevaré a casa ahora mismo, miral cómo te ha bajado el azúcar.”

Al escucharlo me quedé sin palabras, esperaba que se le ocurriera una mejor

excusa.

¿Que me hubiera bajado el azúcar en el hospital no era algo bueno? ¿Por qué teníamos que irnos a casa?

En ese momento, Begoña dejó de fingir y corrió hacia nosotros.

“¿Y yo? ¡Todavía necesito hacerme la prueba!”

“En un momento te llamaré un taxi, primero llevaré a Iris a casa.”

Jonathan me cargó y casi que corrimos hacia fuera.

Pude ver a Begoña pisoteando el suelo con furia, olvidando que supuestamente se

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había fracturado el tobillo izquierdo.

Una vez en el auto, Jonathan finalmente suspiró aliviado, y sin atreverse at quedarse más tiempo, arrancó el auto.

“¿Qué hacías en el hospital?” Preguntó de repente, clavándome la mirada.

Luego de quedarme pensativa por un momento, revisé mi bolso rápidamente.

“Tenía que hacerme una revisión por la radiación, como estoy delgada, el Doctor Arenas me recetó unas pastillas.”

Él no pensó más en ello, “La próxima vez déjame acompañarte, no vengas sola.” Asentí en silencio, sin querer explicarle nada más.

“Tu prima ya está mostrando sus cartas, hasta es posible que me envenene, ¿qué piensas hacer?”

“Dependerá de hasta dónde esté dispuesta a llegar.” Dije mirando la ventana sin expresión, parecía que iba a llover.