Chapter Ultimas 125
Capítulo 125
No sé qué dijo Jonathan, pero la mujer de repente soltó una carcajada, mirando instintivamente hacia la puerta de la oficina.
Luego, sus ojos se iluminaron y se apresuro a abrir la puerta.
“Iris, ¿qué haces parada afuera? Entra ya.”
Esa actitud tan familiar, como si fuera la dueña de casa me dejó boquiabierta.
Cristian me hizo una señal con la cabeza, “Parece que el presidente Vargas tiene una visita importante, mejor vengo otro día, me voy.”
Sabía que con extraños presentes no era bueno hablar de negocios, por eso dejé que Olivia lo acompañara a la salida.
Al entrar, pregunté con cautela: “Presidente Vargas, ¿ella es…?
“Iris, ¿cómo no me vas a reconocer? ¡Soy tu prima hermana, Begoña Moreno!”
Ella me miró un poco disgustada y luego le hizo un mohin a Jonathan.
“Ya lo decía yo, Iris es una desagradecida, yo la tengo siempre presente y ella ni me recuerda.”
Su tono sono caprichoso, y como fue tan parecido al de Miriam, me dejó aún más
confundida.
era / hits menor
Pero el nombre de Begoña sí que lo conocía, de mi tío, y debería tener un hermano, Enzo Valenzuela.
“Disculpa, prima, la última vez que te vi debía estar en segundo o tercer grado de la primaria, de verdad que ya no me acordaba de ti. Después de todo, en el funeral del abuelo dijiste que tenías un asunto urgente y no pudiste volver, realmente no logré
reconocerte.”
Seguía mirándola con una sonrisa profesional, entendiendo que ella había ido en representación de la familia Moreno para hablar de negocios con el Grupo Vargas. El proyecto del puente era muy rentable y una gran oportunidad para hacerse conocer, obviamente no lo dejarían pasar.
La última vez que mi tío se hizo presente, probablemente fue al ver lo importante que era yo para Jonathan, así que decidieron intentarlo.
Begoña se volteó hacia mí, y luciendo un poco avergonzada, dijo, “Lo siento, en ese
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entonces realmente estaba ocupada, y además solo soy dos años mayor que tú, cuando éramos niñas no era yo quien tomaba las decisiones, ¿verdad?”
Ya había empezado a justificarse, y luego siguió con un montón de palabras de consuelo.
Solo la observé con una sonrisa, pensando en lo desperdiciado que estaría su
talento si no fuera actriz.
Si Miriam era una damisela en apuros, entonces Begoña definitivamente era la gata flora.
Tal vez por haber crecido entre algodones, tenía esa actitud directa de una joven dama. Pero al ver su maquillaje y cómo se arreglaba, me di. cuenta de que también seguía el mismo camino que Miriam: imitarme.
Solo que ella había pasado por alto que rara vez me vestía tan provocativa.
Primero, porque mi figura no me lo permitía, y segundo, por mis heridas.
Pero para ella, tener un rostro algo parecido al mio era suficiente, y más siendo primas, se le hizo mucho más fácil acercarse a Jonathan.
Al parecer pude adivinar su propósito, pero solo sonreí y me quedé de pie con los documentos a un lado.
Jonathan me miró con una cara de apuro, “Iris, esta noche teníamos planeado…”
“He reservado un restaurante, invitarlos a cenar, después de todo somos familia,
deberíamos reunirnos.”
Begoña lo interrumpió en seco, “Presidente Vargas, no me va a hacer ese desaire, ¿verdad?”
Luego bajó la cabeza, luciendo un poco herida.
Al ver el collar en su cuello, que era bastante similar al que Jonathan me habis dado, me di cuenta de que había puesto mucho empeño.
Después de todo, Adrián y mi papá se parecían un poco, y tanto Begoña como yo nos parecíamos a nuestro padre, había cierta similitud.
Dicho esto, ni Jonathan ni yo quisimos rechazarla. Durante la cena, ella no paró de hacerse la amable con Jonathan, incluso ordenó sus platos favoritos..
Jonathan siempre mantuvo su caballerosidad, pero habló poco, solo Begoña pareció disfrutar del momento..
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Al final, cuando llegó el momento de pagar, me miró con dificultad.
“Iris, no me gusta mucho hospedarme en hoteles, no se siente como en casa, ya que somos familia, ¿te molestaría si me quedo unos días en tu casa?”