Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez )

Chapter Capítulo 41



Capitulo 41 

Amelia no dijo nada, cerró los ojos y fingló desmayarse

Temia que la descubrieran. 

Los ojos de Wilson eran como un sol ardiente capaz de iluminarla completamente, la dejaba sin lugar donde esconderse. 

Fausto echó un vistazo a Lázaro que estaba sentado en el asiento del copiloto, estaba abrazando obedientemente el cinturón de seguridad y no hizo ruido. No tuvo corazon para molestarlo. Tu mamá está bien, no va a pasarle nada“. 

Sólo entonces Lázaro se animo a voltear para ver a su mama. 

No era que fuera cobarde, ni que le temiera a la sangre, le aterraba perder a su madre. 

Wilson frunció el ceño, se quitó el traje instintivamente y lo puso sobre Amelia para cubrir las manchas de 

sangre. 

No queria que el niño se asustara al verlas 

Lázaro miró fijamente a Amelia y luego a Wilson. “Papa, ¿vas a proteger a mama y a mi siempre?“. 

Wilson se detuvo un momento, no podia prometerle nada al niño porque sabia que no podia cumplirio. 

No podia ocuparse de Amelia para siempre. 

Si Amelia no aprendia a ser fuerte, la vida de ella y su hijo no seria fácil. 

“Lo siento…“. Wilson no sabia mentir, lamentaba no poder hacer esa promesa. 

Lázaro se entristeció y se giró para sentarse correctamente. 

Lázaro estuvo muy triste durante todo el camino. 

Era muy pequeño, tenia apenas cinco años, mejillas un poco regordetas, grandes ojos y largas pestañas temblorosas con lágrimas colgando de ellas. 

Wilson se sintió inquieto, no sabia por qué se preocupaba tanto por ese niño. 

Luego de ajustarse la corbata, al final no pudo resistirse y tomo un boligrafo, agarro la mano de Lázaro y escribió su número de teléfono personal en la palma de su mano. ¿Puedes recordar mi numero?“. 

Ese número era el personal de Wilson, nadie en la empresa, excepto Fausto, copocia 

Wilson usaba ese número solo para contactar a las personas que le importaban. 

Fausto lo miró sorprendido y supo que le agrado el niño. 

Pero la verdad era que Fausto también se sentia incapaz de ver al pequeño tan triste. 

A los cinco años, habia soportado demasiado. 

Los ojos de Lazaro brillaron y asintió con la cabeza. “Ya lo memorice“. 

Wilson levanto una ceja. “Repitelo a ver“. 

Lázaro, de hecho, repitió el número de teléfono sin equivocarse. 

“Este niño es increible, tiene memoria fotográfica. Dijo Fausto con una sonrisa. 

Wilson miro a Lázaro. “En el futuro, si estás en peligro, puedes llamarme“. 

Capiluto 41 

Papá realmente es un superhéroe? S te amo, vendrás a salvarme?”. Lázaro miro a Wilson anslosamente, era muy sensible, 

Wilson trunció el ceno y no din nada. 

No podia garantizarlo. 

Fausto estaciono el auto, realmente le costaba ver at ninetan desanimado, asi que dijo “Escucha blen recuerda mi numero, lo dire solo una vez, si necesitas algo, Ramame y también puedo in a salvarter. 

Fausto salió del auto y le abrió la puerta a Lázaro. 

Lázaro memorizo silenciosamente el número de teléfono de Fausto, 

Wilson bajo del auto y quiso llevar a Amelia en brazos 

Amelia ya estaba despierta y se alejo de Wilson por reflejo y miedo. 

Wilson se quedó fuera del auto y le indicó que bajara por si misma. 

Amelia salió del auto y, sintiendo que el mundo giraba, terminó cayendo en brazos de Wilson. 

Amelia retrocedió asustada, bajo la cabeza y camino hacia el hospital por su cuenta. 

“Mama…“. Lázaro corrió hacia ella y tomó la mano de su madre. 

Amelia se encogió, temia asustar a Lázaro, así que se puso el abrigo de Wilson. 

El abrigo estaba manchado con su sangre y probablemente no se limpiaria. 

La ropa de Wilson era tan cara que realmente no podia pagarla. 

Amelia apretó un poco más la mano de Lázaro con los ojos enrojecidos. 

“El informe de investigación dice que Amelia sufrió mucho en la cárcel, luego desarrolló tendencias suicidas y los guardias solicitaron terapia psicológica, se decía que tenia una depresión severa y que ya estaba acompañada de una barrera del lenguaje, es decir, a menos que ella quiera hablar…. 

Fausto suspiró. 

Lázaro realmente daba pena, después de todo, era sólo un niño. 

Amelia despertaba piedad, pero también tenia su lado condenable. 

Cosechó lo que sembrò, afectó incluso a su hijo. 

“¿Por qué tiene tanto miedo que se le acerquen los hombres?“, preguntó Wilson. 

Si no hubiera sufrido algún trauma, no estaria así. 

“Se dice que fue violada, al principio ella intentó explicarles a todos, dijo que no habia traicionado al Sr. Horacio a propósito, que no fue voluntario y que alguien la lastimo. Pero nadie le creyó, poco a poco dejo de hablar, y cuando más tarde el Sr. Horacio la confrontó, ella simplemente lo acepto 

Wilson frunció el ceño, realmente era una mujer problemática. 

La sala de desinfección. 

El doctor le administró anestesia a Amelia y comenzó a suturar. 

Amelia permaneció sentada en silencio y con la mirada vacia, parecia una muñeca sin alma. 

“Si te duele, dilo, le susurró el doctor en tono tranquilizador. 

Amelia no se movió, ni dijo nada

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Capitulo 41 

“Tienes el timpano perforado y el canal auditivo aun está sangrando, te pondremos una inyección antiinflamatoria y debes cuidarte bien, procura no mojarte el oido“. 

El oido izquierdo de Amelia estaba en un estado en que no podia oir, después de que el doctor trató la herida, le vendó también ese oldo. 

Ahora, estaba completamente sorda. 

¿Puedes escuchar bien con el oido derecho?“, preguntó el doctor a su lado derecho. 

Amelia asintio con la cabeza. 

El doctor miro a Wilson. “Puede irse a casa después de la infusión“. 

“Gracias“, dijo Wilson y se acercó a Amelia. “Le pedi a Fausto que sacara al niño“. 

Temia que Lázaro se asustara al ver a Amelia recibiendo puntos. 

“Gracias“. Amelia dijo en voz baja. 

“En un rato vendrá la policia, esta vez las pruebas son irrefutables, la niñera no se atreverá a encubrir a Carolina, lo que tengas que decir, diselo a la policia“. Wilson le recordó a Amelia que esta vez no se hiciera la tonta y que no demostrara cobardia. 

Le estaba dando a Amelia una oportunidad. 

Si Amelia no la apreciaba, él no volvería a intervenir en su vida. 


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