La Caída y el Rescate del Amor Novela

Chapter Capítulo 1952



Capitulo 1952

“No pas6 nada especial, pero si tengo que decir algo, podria ser... parece que el
Sr. Octavio se meti6 en una pelea...”

El rostro de Alicia se enfrié instantaneamente y se levanté del sofa.

“¢,Como es posible que se haya peleado? ¢ Estas seguro?”

El conductor asinti6é con gran certeza, “Vi con mis propios ojos que tenia heridas
en la cara, y la sefiorita Mireia incluso le compré medicamentos...”

Alicia fruncio el cefio, con el rostro adn frio lanzé el cojin que tenia en las manos
al sofa, tomé su mévil y le dijo a Lisandro:

“Voy a ver qué le pasé, papa, jti descansa temprano!”

Dicho esto, ella se dirigié hacia la puerta.

Lisandro ni siquiera tuvo la oportunidad de detenerla, “Estoy calentando leche en
la cocina para ti...”

Pero no recibi6 respuesta de Alicia.

Lisandro rapidamente hizo sefias al conductor con la mano para que siguiera a
Alicia.

Octavio habia cenado solo en algun lugar fuera de casa, y cuando regreso,
como era de esperar, Lorena ya se habia ido a descansar.

El mayordomo que lo esperaba en casa no pudo evitar exclamar al verlo, pero
Octavio lo silenci6 con una mirada.

Después de un rato, volvi6 a hablar en voz baja:

“Sefior, ¢quiere que le ayude con la medicina?”

“No hace falta.”

Octavio nunca repetia las cosas que no le gustaban, aunque todos sabfan que el
medicamento era la forma més basica y correcta de tratar las heridas, él lo
rechaz6 y nadie se atrevié a mencionarlo por segunda vez.

Asi era con los sirvientes, y también con Mireia.

Octavio se cambi6 los zapatos y subié directamente al bafio después de llegar a
su habitacion.

Debido a las heridas en su cuerpo, se tomé més tiempo de lo habitual en la
ducha.

Media hora después, sali6 del bafio secandose el cabello y tomé su mévil para
revisarlo.

El mévil habia estado tranquilo durante todo el dia, sin ninguna notificacion.
Con el rostro inexpresivo, volvio a tirar el movil sobre la cama.

Entré de nuevo al bafio y, cuando salié, ya tenia el cabello seco.

Se meti6 en la cama y cogi6 un libro del estante de la cabecera para empezar a
leer.

Después de unos minutos, también lanzé el libro a un lado.

En su rostro sombrio se mostraba claramente la impaciencia y la irritacion.

Sin mas, se quitd la ropa de cama y bajo las escaleras.

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Sac agua fria del refrigerador y se bebi6 un vaso para tratar de calmar la
inexplicable imitacion en su

interior.

Luego se sirvio otro vaso, se senté en el sofa del salén y, mientras bebia, vio la
bolsa de medicinas que habia tirado sobre la mesa.

Octavio se detuvo y bajo la mirada hacia el moretén en su rodilla. Podia ver
varias areas en sus piemas y en los brazos, donde la piel mostraba signos de
curacion.

Siempre habia rechazado la idea de resolver problemas con violencia.

Para €l, era una de las cosas mas estupidas.

Pero hasta ahora, no sentia ni un apice de arrepentimiento.

Més bien, sentia que no era suficiente.

Incliné la cabeza hacia atras y terminé de beber el agua de un trago, dejando el
vaso en la mesa. Justo cuando estaba a punto de levantarse, escuché como la
puerta se abria en medio de cierta confusion.

“Sefiorita Alicia, el sefior Octavio no esta de muy buen humor hoy...”

“iLo sé!”

La voz arrogante y desafiante de Alicia reson sin ser cuestionada.

Octavio fruncié el cefio y se volvié hacia la direccion del vestibulo.

La figura de Alicia aparecio sin sorpresa alguna,

“¢ Qué haces aqui?”

Pregunté Octavio con una voz grave.

Alicia no se detuvo ni un momento y se dirigié directamente hacia él,
evaluandolo de arriba abajo en el

camino.

Finalmente se detuvo frente a él, levantando la mirada hacia los moratones en la
comisura de su boca.

La ira se acumulaba cada vez mas en su hermoso rostro.

El ambiente, sin razon aparente, se volvia tenso.

Cuando todos estaban confundidos sobre qué hacer, Alicia de repente levanto la
mano y le dio una bofetada a Octavio.

Era su mano izquierda, y la bofetada cay6 sobre la barbilla derecha de Octavio
porque era mucho mas baja que él.

El sonido de la bofetada no fue nitido, pero en ese momento fue especialmente
estridente.

Todos se sobresaltaron.

La expresion de Octavio se volvié sombria de manera aterradora.

Alicia no mostré ningtin cambio en su rostro, llevando consigo la ira con orgullo y
exclamo:

“Siempre pensé que despreciabas usar la violencia para resolver los problemas,
parece que te sobrevaloré. Esto es una advertencia, si te atreves a pelear con
alguien otra vez, dandole a otra persona la oportunidad de lastimarte, no sera
tan simple como la bofetada que recibiste hoy!”

Octavio observaba a Alicia con un rostro sombrio, pero al terminar ella de hablar,
sus labios delinearon

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una tenue y fria sonrisa.

“oY quién te dio ese derecho?”

Alicia levanto la cabeza con arrogancia. Su voz era clara y resonante, “jYo
misma, por supuesto!”

Tan orgullosa y segura de si misma, nunca se contenia ante él.

¢Qué mujer no intentaba mostrar su mejor lado frente al hombre que le gustaba?
Ser dulce, comprensiva, elegante, culta, ¢incluso si tenia que fingirlo?

Pero ella, mostraba su peor lado sin disimulo alguno.

¢Eso era lo que ella llamaba amor?

Con el rostro frio, Octavio se senté de nuevo en el sofa y pronuncié unas
palabras sin piedad.

“Vete de aqui.”

Sin embargo, Alicia se acerco a él y pos6 su mirada en una bolsa con el logotipo
de una farmacia sobre la mesa de café.

Sin pensarlo, lo recogid y lo tir a la papelera.

El entrecejo de Octavio se fruncid ligeramente, y Alicia se senté a su lado.

La joven de dieciséis afios llevaba consigo el fresco aroma de quien acaba de
bafiarse.

El olor del gel de ducha, el aroma del champli, junto con su temperatura corporal
y su fragancia, creaban otro tipo de aroma.

Los ojos de Octavio se entrecerraron un instante, pero su rostro fue sostenido al
instante por unas manos, forzandolo a mirar hacia Alicia.

“iAlicial”

El reprimido grito de Octavio hizo que los sirvientes cercanos sintieran un
escalofrio.

La muchacha realmente tenia mucha audacia.

Nunca nadie habia tratado de esa manera al Sefior Octavio.

Que Octavio no hubiera reaccionado por la bofetada anterior ya era
sorprendente, pero esta chica queria atin mas.

La mano de Alicia tocé la comisura izquierda de sus labios.

Octavio, desprevenido, sintié un dolor sordo que le hizo fruncir el cefio al
instante.

Alicia levant6 la mirada hacia él con desdén y dijo sin simpatia:

“¢ Mireia te ha aplicado la medicina?”

Octavio, por supuesto, no le respondié.

“Debe ser que no, el conductor ya me lo habia dicho.”

Dijo esto, solté a Octavio y bajo la cabeza para abrir la medicina que habia
traido.

Octavio entendié sus intenciones, “Alicia, seria mejor que te detengas...”
“Quédate quieto, no me obligues a hacer esto mas incomodo.” Alicia ni siquiera
levant6 la mirada, manejando con cuidado la pomada en sus manos.

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Cansado de la situacion, Octavio estaba a punto de levantarse cuando Alicia se
adelantd y se puso rapidamente de pie, levantando una pierna y luego se senté
de nuevo, haciendo que su hombro se hundiera.

Octavio se encontr6 de nuevo hundido en el sofa.

En ese momento, Alicia estaba sentada sobre sus piernas, inclinandose
ligeramente hacia adelante, con las manos apoyadas en sus hombros, que le
impedian moverse.

Pero ese movimiento, por sencillo que fuera, era audaz y desenfrenado.
Octavio se quedé pasmado por un momento, y su rostro se oscurecié atin mas.
“iAlicial”

“Sera mejor que te comportes y me dejes aplicarte la medicina, si no...”

Alicia se detuvo por un momento y sus oscuros ojos giraron en sus orbitas antes
de continuar, “Si no, te besaré!”

Esa era la actitud de un verdadero matén.


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