Ni en la muerte

Chapter Capítulo 24



Ni en la muerte me detendrán 

Capítulo 24 Enamorada de otro 

Lectura terminada 

Clotilde no respondió, tirando tranquilamente de su tobillo hacia arriba. Sus palmas se calentaron y las colocó sobre dos acupuntos del tobillo, masajeando mientras decía: 

-¿Buscas a alguien que trate a tu hermano pequeño? 

Jaime se sobresaltó y sacó otra daga de su espalda, apuntando a Clotilde. Pero Clotilde era más rápida que él, y utilizó sus manos para dar un buen giro. Se escuchó el fuerte chasquido de los huesos al volver a su sitio, y el dolor hizo que Jaime tomara una bocanada de aire frio, dando tiempo a Clotilde para quitarle la daga. Levantó las cejas y dijo con descaro: 

-Tienes bastantes armas encima, eh…. 

-¡Quién demonios eres tú! -Jaime la fulminó con la mirada, esforzándose por soportar el dolor. 

сопосева 

-Son muy pocos los que conocen a mi hermano pequeño, ¿cómo podía saberlo ella?». 

Clotilde chasqueó la lengua varias veces y dijo: 

-Ya se le ha olvidado al Señor Salinas? Anoche estuvo usted en la fiesta de los Farías, y aunque se marchó temprano, ya nos habíamos visto antes. 

-Usted es…-Jaime frunció el ceño. Su memoria era bastante buena, pero extrañamente, después de pensar en todas las personas que había conocido la noche anterior, no podia recordar quién era Clotilde. 

Clotilde parpadeo y de repente bajó la cabeza y puso una expresión de madera y hosca. Jaime abrió los ojos sobresaltado y dijo con incredulidad: 

-¿Eres la prometida de Armando? 

-No me extraña que supiera algunos de mis secretos-. 

Jaime se sintió muy confundido. Clotilde levantó la cabeza. No le gustaba que la etiquetaran así. 

-¡Me llamo Clotilde, y los Santillana han sido médicos reales durante nueve generaciones! Como mi padre no quería ser médico, lo aprendi todo de mi abuelo, así que en realidad no tengo ningún maestro. Si quieres, puedes contratarme, si no, puedes buscar a otro. Pero no estoy segura de que tu hermano sea capaz de esperar mucho tiempo, -Clotilde utilizó entonces la daga para cortar la sábana, usándola para atar la daga a su tobillo. Podria ocuparse del resto al día siguiente. 

Al principio, Jaime se enfadó porque aquella mujer se atreviera a maldecir a su hermano. Pero cuando viol cómo le vendaba el tobillo, de algún modo esa rabia se disipó, Cuando bajaba así la cabeza, se notaba dulzura. Pero Jaime era consciente de que en el momento en que levantaba los ojos, era tan afilada como un cuchillo y muy agresiva. 

-Qué mujer tan especial. 

-Bien hecho, tienes una noche para pensarlo. 

Clotilde se quitó el polvo de las manos y se levantó. Sacó el teléfono de Jaime de su chaqueta y tecled el número de su cuenta bancaria antes de devolverselo, luego se puso la chaqueta por encima del albornoz y lo miró cansada. 

ΠΑΠ 

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Capitulo 24 Enamorada de otro 

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servicios médicos, no necesito mucho, con un millón bastará. Si ya se ha decidido, puede transferirlo al mismo tiempo. 

Clotilde recogió sus cosas y se dispuso a salir de la habitación, así que Jaime preguntó: 

-Es muy tarde, adonde crees que vas? 

Clotilde se volvió, miró a Jaime y dijo con sarcasmo: 

-¿A dónde voy? Señor Salinas, yo sólo presto servicios médicos, no sexuales. 

Jaime se quedó estupefacto, pero Clotilde se marchó antes de que pudiera reaccionar. No pudo evitar acariciarse la barbilla pensando, había tantas mujeres que estaban más que encantadas de acostarse con él, pero esta chica no podia esperar a irse. Había escuchado que ella amaba a Armando más que a nadie, żera por eso por lo que no tenia sentimientos por otros hombres? 

Había dejado de llover. Cuando Clotilde salió a la calle, la brisa nocturna arrastraba algunas gotas de agua, y el frio la despejo, Hacia más de 30 horas que se habia despertado en esta nueva vida, y no habia pegado ojo su cuerpo estaba ahora muy cansado. Lo que no sabia era que un Bugatti Veyron llevaba mucho tiempo aparcado no muy lejos del motel. 

Después de salir de la comisaria, Armando no volvió a la oficina, sino que fue a investigar qué habia pasado el año en que casi se había ahogado. Habían pasado nueve años y era dificil encontrar algo, así aunque estaba muy enfadado, no podía hacer nada al respecto. 

Armando pensó en aclararlo directamente con Marina, pero entonces sólo pudo pensar en aquel momento en que Clotilde le besó, y en cómo sus ojos estaban llenos de pena, dolor y desesperación, y desistió de esa idea. No… le había gustado durante tantos años, ¿cómo iba a soportar dejarla marchar? 

que. 

Así que Armando quería ver a Clotilde. Este pensamiento lo llevó a llamar a la puerta de los Santillana a altas horas de la noche, asustando a Helena. Cuando Helena escuchó que buscaba a Clotilde, tartamudeó algo así como que Clotilde no solía volver en toda la noche y que no sabia dónde estaba. 

Armando se dio cuenta de que parecía estar ocultando algo, así que se adelantó y comprobó los circuitos cerrados de televisión de la calle y descubrió que Clotilde había vuelto, pero no había entrado en la casa, sino que se había subido al auto de Valentin. Valentin se quedó muy perplejo cuando recibió la llamada de Armando: todo el mundo sabia que a Armando no le gustaba ver a Clotilde. 

Valentin pensó que no tenía nada de malo que se lo dijera, ya que Clotilde era su prometida. Además, con Armando cerca, no tenia que preocuparme por la seguridad de Clotilde. Asi que le dijo a Armando dónde había bajado Clotilde y en qué motel se había registrado. Pero después de que Armando se hubiera tomado tantas molestias para ir corriendo, dudó. 

“¿Qué quería de Clotilde? ¿Una disculpa? Pero la verdad del asunto aún no estaba clara, ¿por qué iba a disculparse? Entonces, ¿por qué estoy aquí?». 

Armando se tiró de los pelos, frustrado, y permaneció sentado en el auto durante más de una hora, hasta que al final decidió marcharse y pensar bien lo que queria hacer antes de emprender ninguna otra acción. Pero en ese momento, Clotilde había salido del hotel, ivestida únicamente con un albornoz y una chaqueta de hombre por encima! 

En ese instante, Armando entrecerró los ojos y sintió una gran ira. Ni siquiera se lo pensó antes de pisar el acelerador y se detuvo ante Clotilde. Clotilde sintió que aquel auto le resultaba muy familiar, porque tenia una belleza inolvidable. Pero también recordó que era ridiculamente caro y que, en todo Hebe, sólo una persona lo tenía. Cuando pensó en el propietario, entrecerró los ojos y se estremeció. 

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14:54 Wed, 3 Jul M 

Capítulo 24 Enamorada de otro 

-¡Armando!“. 

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Armando bajó las ventanillas del auto y sintió que la chaqueta de Clotilde era una monstruosidad. Su apuesto rostro se tenso: 

Sube. 

Clotilde rio con frialdad, pensando: 

-¡Este hombre debe de estar loco! ¡Ya tenia las cosas muy claras con élle, 

Clotilde siguió caminando, pero, por supuesto, un humano nunca podría correr más rápido que un auto. 

-¡Entra! ¡No me hagas decirlo una tercera vez! 

Al oir esto, Clotilde se volvió y lo miró. 

-Senor Armando, ino he sido clara antes? Ya me he echado atrás en el compromiso, así que ahora no tenemos nada que ver. ¿Por qué debería subir a su auto? 

Armando se sintió picado por sus palabras. Desde la noche anterior, Clotilde ya se comportaba de forma extraña. En el pasado, nunca le habría hablado asi. 

-¿Se habría enamorado de otro?… 

Los ojos de Armando volvieron a posarse en la chaqueta y resopló. 

-Piensas que puedes cancelar el compromiso porque te da la gana? ¿Los padres de ambas partes están de acuerdo? No, ¿verdad? Eso significa que sigues siendo mi prometida, ly te digo que subas al auto! 

Clotilde rio molesta, sus ojos brillantes destellaron con frialdad mientras ponía las manos en la ventanilla bajada del auto, mirándolo por encima del hombro. 

-Ya he devuelto la señal de matrimonio a los Farias, ¿qué más quieres? ¿No puedes desaparecer de mi 

vista? 

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仙 


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