Chapter Capítulo 31
En este instante me encuentro charlando con Dylan y Wendy, ellos me ayudaron a recuperar parte del dinero que gasto Graciela.
Dylan la distrajo mientras Wendy y yo nos metimos en la casa y tomamos sus joyas y algunas prendas de su ropa para venderla. Por supuesto ella se enteró y se enfadó, pero la amenace con decirle a mi tío si hacía algo en mí contra y le di un buen golpe.
—Belly —Aarón me saca de mis pensamientos.
—¿Qué haces acá, mi vida?
—Lo trajo Fernando —Comenta Ángela
—¿Qué hacías con él?
—Fuimos a pasear, pero cuando volvimos a casa mami ya no estaba.
—¡Es una Perra! —Exclama Wendy y yo le lanzo una mirada asesina
Cargue en brazos a Aarón y lo senté en mi regazo dejando un beso en su mejilla.
—Te extrañé mi bebé y dime ¿Que hiciste con Fer?.
—Fuimos al parque con mi bici y después por un helado. —Él me entrega una caja con un celular nuevo—Te lo regalo a ti y uno para mí.
Debí controlarme para no insultarlo.
—¿Acaso tú no saludas pequeño? —Wendy deja un beso en su mejilla
—¿Campeón ya no me odias? —Bromea Dylan
—No tanto
En realidad, Aarón no odia a Dylan lo que ocurre es que el pequeño es muy celoso conmigo. Al único hombre que no le molesta que se acerque a mí es a Fernando. Eso se debe a que ha sabido ganárselo.
—Me descargas los juegos Belly—Me pregunta mientras me entrega su celular nuevo
—Si amor
Le descargué sus juegos favoritos en el celular. Además, le agregué mi cuenta para instalarle YouTube y que se entretenga con videos y agregue los números importantes en caso de una emergencia.
—Listo amor —Le informó
Encendí el celular color rosa que me compro Fernando y me percaté de que tengo un mensaje de él.
Belinda, mi amor, Por favor acepta mi regaló y no seas orgullosa. Tómalo como la recompensa por la agresión de mi madre, mi primo los últimos meses y la mía propia.
Psdta: Tienes el mismo número.
Ambos celulares se ven muy lujosos ni en un año de trabajo podría comprar uno de ellos.
—Está buenísimo —Exclama Wendy
—¿Qué debo hacer? —Le pregunto a Ángela
—Es complicado amor, tú sabes que Aarón tiene derecho a convivir con Fernando y recibir todo lo que él desee darle, no puedes enfadarte por eso.
Dylan ríe —Dudo que puedas quitarle el celular al pequeño.
—¡Es mío! —Exclama Aarón c
—Lo sé, amor. a Aarón no puedo quitarle el celular, pero yo por dignidad no lo aceptaré y mañana mismo se lo devuelvo.
—Yo los llevo a casa —Ofrece Dylan
No tardamos más de diez minutos en llegar a mi casa. Aarón subió corriendo a mi habitación y yo le ofrecí un café a mi amigo.
—¿Quieres crema?.
Él asiente con la cabeza
—Puedo saber que está ocurriendo contigo y los Valencia
—Nada
—¡Por Dios Belinda!
—No grites que mi abuela está arriba
—Me pides que me aleje de ti luego de que Diego te haga una escena de celos y después este asunto de Fernando y el celular. ¿Estás enamorada de alguno?
Negué con la cabeza —Tú sabes lo que me hicieron
—Si, pero al parecer tú tendrías que recordártelo. Deberías fijarte en alguien como tú, que te quiera de verdad. —Él intenta unir sus labios a los míos pero yo me alejé
—No quiero que te confundas Dyl, solo te veo como a un amigo.
—Como toda la vida
—Pues sí, eres una gran persona, pero no me puedo obligar a mí misma a sentir lo que no siento.
—Más bien lo que ya sientes por alguien más — sentencia antes de marcharse
***
Me desperté temprano, luego de vestir a Aarón y principalmente abrigarlo le di el desayuno y salimos de la casa. No tardamos más de cinco minutos en abordar el autobús para ir al colegio.
—Puedo llevar el celular —Me pregunta el pequeño
Mi hijo es hermoso y mucho más en este momento arropado con sus abrigos. Parece un auténtico muñeco de nieve.
—Bebé yo cuido tu celular no quiero que te distraigas en clase. Pórtate muy bien mi príncipe adorado. —Bese su mejilla
—¿Tú me vienes a buscar? No me gusta irme último.
Usualmente Graciela llega muy tarde a buscarlo y a veces deben llamarla o a mí. Por suerte él sale a la hora del almuerzo y no se me dificulta buscarlo y llevarlo con mi abuela.
—Si vendré por ti todos los días porque ya no trabajo. Te amo. —Deje otro beso en su mejilla
—Yo más
Observe como Aarón entro al colegio junto con sus compañeros, pero decidí quedarme para charlar con la maestra.
—Señorita Mercedes —Pronuncie su nombre
—¿Cómo está señora Uriarte?
Me siento una anciana cuando me habla con tanta formalidad, pero así se expresan en este colegio.
—Quería disculparme porque ayer le dije que hoy traería el resto del dinero pero…
Ella me mira de una manera extraña —La colegiatura de Aarón ya está cubierta por lo que resta del año.
—Debe ser un error. Mi hijo es Aarón Alexei Uriarte quizás se confundió porque otro niño se apellida igual.
—No hay ningún error ayer cubrieron la colegiatura de su hijo
—Puedo saber quien fue
—Si mi memoria no me falla fue un joven con apellido Valencia.
—¿Un hombre castaño y de ojos azules?
Ella asiente—Sí me disculpa tengo unos asuntos pendientes que atender
—Si
No puedo creer que Fernando se haya atrevido a tanto, pero ese hombre me escuchara.
En el colegio si saben que yo soy su madre, al nacer lo registré como madre soltera, pero sus tutores legales son mis tíos por ese motivo ellos tienen los derechos sobre él.
Al inscribirlo en el colegio debimos entregarle toda la información del pequeño y allí consta que es mi hijo.
No tarde más de una hora en llegar a la mansión Valencia porque llame a la empresa y me informaron que Fernando tiene la mañana libre.
Toque el timbre de la enorme mansión y me atendió una de las muchachas del servicio.
—¡Buenos días!
—Buenos días, necesito hablar con Fernando Valencia.
La noto dudosa y nerviosa al escuchar esas palabras.
—Lo siento, pero la señora Olga prohibió su visita.
—Bien, no me iré hasta que salga el joven Fernando.
Alguien salió de la mansión y ese alguien es el señor Edward. Siento vergüenza de que él presencié está situación.
—¡Belinda! —Besa mi mejila
—Señor la señorita solicita ver al joven Fernando, pero la señora Olga prohibió su entrada usted dirá que hago.— Anuncia la sirvienta
—Ella es mi invitada
—No quiero causarle problemas con su esposa. Solo vine a entregarle algo a Fernando.
—No te preocupes, Belinda. Tú y yo tenemos que charlar sobre tu situación, en la tarde pasaré por tú casa.— Respondé antes de irse
—El joven Fernando se encuentra en el despacho.
Ella me guio en el camino de la enorme mansión y luego de unos cinco minutos llegue al despacho.
Fernando está concentrado en su computadora sin notar que yo estoy acá.
El lugar es bastante espacioso consta con un estante y varios libros, un sillón, escritorio repleto de papeles y carpetas en el cual está trabajando Fernando.
—Amor— Pronuncia cuando levanta la vista y su mirada se encontró con la mía.
—No necesito tus regalitos—Coloqué el celular en frente de él.
—Si lo necesitas.
—¡No y no quiero que te metas en mi vida! ¡Cómo se te ocurre ir al colegio de Aarón!. ¡Dime cuanto pagaste!.
—Nunca te lo diré. Aarón es mi amigo y no es justo que se quede sin educación por culpa del dinero. Puedo patrocinar su educación e inscribirlo el próximo año en un colegio mucho mejor como mi tío lo hizo contigo.
Rodee los ojos —No quiero que Aarón pase lo mismo que a mí. Está perfecto en donde está.
—Estás siendo muy egoísta.Ví sus calificaciones y ese niño aspira a mucho más que ese colegio.
El colegio al cual asiste Aarón si es bueno, pero no es el mejor de la zona. Es el único que puedo pagar y me esfuerzo mucho para cubrir las colegiaturas.
—No te metas, Fernando. No eres nadie para decirme que hacer con mi…. Primo.
—Solo quiero ayudar. Aarón recibiría una excelente educación y puede acompañar a Megan.
—¡La respuesta es no!— Sentencie
—Solo te informo lo que haré Belinda. Hablaré con tu tío, él y su esposa son más sensatos que tú.
—Graciela sensata —Reí fuerte —Esa tipa solo le interesan dos cosas hombres jóvenes y dinero. No te diste cuenta como te miraba.
—No me digas que estás celosa — Ríe burlón
—Claro que no
Me intenté ir, pero él fue más rápido y cerró la puerta detrás de el luego comenzó a acorralarme contra el escritorio.
—viniste a discutir conmigo o a terminar lo que dejamos pendiente en mi carro. —Odio su voz seductora
¿Acaso cree que caeré fácilmente en sus brazos?.
—¡Eres un idiota! ¡Yo tengo Digni…!
No me permitió terminar la oración porque automáticamente unió sus labios a los míos en un beso efusivo y salvaje sin contemplación.
Sus labios son feroces y suaves al mismo tiempo, no tarda en colar su lengua en mi boca explorándola.Sus manos se deslizan desde mi cintura hasta mi trasero apretando y manoseando.
Me carga entre sus brazos.
Debí enredar mis piernas en sus caderas y mis manos en su cabello para evitar caer al suelo.
—Dame una razón para no hacerte mía— Me recuesta en el sofá para posicionarse arriba de mi cuerpo.
—Fernando — Pronuncie cuando él comienza a devorar mi cuello con besos húmedos y mordidas suaves
Tiene el poder de llevarme a las estrellas y al éxtasis sin dejar de cuidarme ni por un segundo.
Baja sus manos a mis muslos subiendo mi falda sin dejar de devorar mi cuello.
—Me vuelves loco quiero que seas mía. Mi mujer, mi amante, mi esposa para toda la vida.
—¡Estás mal de la cabeza!
—Estoy hablando muy en serio, cásate conmigo.
—Tu madre y tú hermana me odian—Él deja un beso pequeño en mis labios —Soy pobre y tú millonario —Sus labios se deslizan hacia mi cuello y sus manos desabotonan mi blusa logrando que pierda la cordura —¡No estás pensando claramente! ¡Ah! —Lance un jadeo cuando su mano se adentró en mis bragas
—¿Te gusta?—Me pregunta seductor
Debería ser ilegal que haga esto.
—Alguien más, no piensa claramente. Tú eres mía y yo soy tuyo, solo te pido que lo hagamos oficial. Quiero estar contigo toda la vida, llenarte de hijos y despertar todos los días con el café de tu mirada y esos risos tan desordenados. Te amo, Belinda.
Fuimos interrumpidos cuando escuchamos golpes en la puerta. De inmediato acomodé mi falda y comencé a abotonar mi blusa.
—¡Qué quieres Mariana! — Gruñe
—Ya vi que estás ocupado. Sabes existen prostitutas de mejor calidad.
—¡No te voy a permitir que me ofendas!— Espete
—Estas en mi casa, zorrita.
No me controle y le lance un golpe con todas mis fuerzas. Note la sorpresa en su mirada y que las lágrimas se acumularon en sus ojos.
—¿Cómo te atreves a golpearme?. —Ella intenta devolverme el golpe, pero su hermano se lo impide cubriéndome como si fuera mi escudo.
—Ya me harté de tus ofensas. Ya no trabajo en esa empresa y no tengo porqué soportarte niña malcriada.
—¡Idiota!
—¡Contrólate Mariana!
—Soy tu hermana, la única que tienes.
—Belinda es mi mujer. Si yo tolero a Diego tú la respetas a ella o tendrás un problema conmigo.
Debo admitir que Fernando si está cambiando. Antes nunca había enfrentado ni a su madre ni a su hermana por mí, pero no puedo volver a caer en sus mentiras.
Cuando la confianza se rompe es muy difícil recuperarla y yo no confío en él. Nisiquiera podría hacer el amor sin tener miedo a que desaparezca la mañana siguiente.