Chapter 102
Espera.
La verde mirada de Vincent se detuvo unos segundos en Abby, después de murmurar su nombre con aquel apellido para que
solo ella lo escuchara, mirándola detenidamente de pie a cabeza, con su cabello alborotado como el mio, la marca de unos
dedos en su mejilla y el vestido azul marino con encaje evidentemente rasgado, luego, me miró del mismo modo, su ceño se
frunció antes de ladear
su cabeza como si me estuviese acusando en secreto.
Vale, creo que se ya sabe lo que ha pasado entre nosotras con solo vernos.
Abby, podemos hablar a solas? le pregunté antes de que alguien la distrajera y cuando digo alguien, me refiero a Vincent que
parecia dudar en ir con ella o quedarse callado regañándonos con los ojos.
La mirada de Abby por fin se poso en los demás y su sonrisa fue reemplazada por una mueca de asombro al ver a los gemelos
que la
observaban con curiosidad.
Ay, no puede ser. La bofetada me está haciendo ver doble. -dijo cuando su vista se poso en los hermanos Lancaster y me tuve
que acercar a ella con prisa para tomarla del brazo y llevarla a un lugar en el que podamos conversar a solas, pero me detuvo
cuando Alexis
habló.
-Ella es la amiga de la que me has hablado, Vincent. Creo que no nos hemos presentado antes. Soy Alexis Lancaster. -Abby
levantó
sus cejas con asombro y no sabía si era porque el gemelo de Alexander se estaba presentando o porque Vincent habló de ella
como su
amiga.
Amiga. Alexis. Lancaster. Me va a doler la cabeza y no es por la mechaneada que nos dimos. -Abby murmuro con dramatismo
solo para que yo la escuchara, pero rápidamente le sonrió a Alexis. —¡Claro! Alexis, el gemelo bueno. Lo siento Alexander, no
digo que
seas malo, pero siempre debe haber uno mejor que otro. Soy Abby, la amiga de todos los que ves aqui y por supuesto que la
gran amiga
de Vincent Grey... digo Lefebvre, y ahora, también soy tu amiga. Que afortunado eres, bienvenido al club de los amigos. Abby
se acercó
a él, pasando al frente de Vincent, aprovechando para pisar su pie “accidentalmente”, y estrechó su mano con la de Alexis sin
ningún
cuidado, como si estuviera desquitando su enojo con el pobre hombre que no tenia la culpa de nada y dejó a Tristán en los
brazos de
Alexander.
Con permiso, amigo, tengo una conversación pendiente con mi amiga.
Esta vez fue ella quien tomó mi brazo y tiró de mi sin dejar de esbozar una sonrisa fingida.
-Lo siento, ya vuelvo.-me disculpé antes de desparecer de la sala hacia el pasillo que daba al despacho y los dedos de Abby se
clavaron con fuerza en mi piel. Me lastimas. -dije una vez estando dentro del despacho, donde nadie podia escucharnos ni
interrumpirnos.
Cuando pienso que lo he visto todo de ese imbécil, viene y me sorprende. Un dia dice que soy su novia, me besa
apasionadamente frente a un abogado atado a una silla y al otro dia, le dice al primero que se le cruza que soy su amiga y me
ignora épicamente. Te juro que está acabando con la poca paciencia que me queda. ¡Espero que un dia de estos su pequeño
Grey deje de funcionar y...! No, tampoco voy a desearle tal cosa sin antes probarlo. ¿Pero, qué carajos estoy diciendo? ¿Dónde
dejé mi dignidad? ¿La dejé tirada con la bofetada? -puse mis ojos en blanco mientras me sentaba sobre el escritorio con las
piernas cruzadas, esperando que Abby terminara de desahogarse a su manera.
-¿Ya terminaste?-pregunté serena y Abby me miró con el rostro sonrojado de rabia para asentir con su cabeza. -¿Conseguiste
información? Regresaste antes de lo que imaginé.
Abby suspiró pesadamente y se dejó caer en el sofá como si estuviera agotada, cerró los ojos por unos segundos, antes de
posar su mirada en mi.
Paul no tiene ni idea de que el abogado lo iba a traicionar. -dijo con seguridad, pero yo no estaba del todo convencida de eso
hasta que me diera más detalles. -Al principio estaba convencida de que sabía algo del abogado de papel, pues comenzaba a
insistir para que la abogada Richman se encargara de la denuncia, pero le lloré mientras le inventaba que no podia confiar en
otra mujer porque eran las primeras en querer destruirnos. Lo siento, no lo decia en serio. -dijo avergonzada conmigo y le hice
un ademán con la mano restándole importancia.
No importa, continúa. -le pedi mientras me levantaba para sentarme en la silla detrás del escritorio.
-Accedió a que fuera el abogado Richman el que se encargara de la demanda y lo llamó, su teléfono sonaba, pero no lo
atendia. Paul no hubiera hecho eso si lo hubiese desaparecido, lo conozco como la palma de mi mano. Al no obtener respuesta,
llamó al bufete de
abogados para preguntar por él, pero nadie lo ha visto desde ayer en el mañana. Llamó a su casa y tampoco respondió, por
último, llamó a su esposa, la infiel contesto de inmediato, pero su respuesta no fue positiva; la ultima vez que lo vio fue esta
mañana, dijo que se fue de casa más temprano de lo usual sin decir a donde iba y desde entonces, no sabe nada de el. Para
ser honesta, Paul se vela tan interesado en denunciarte, que intentó ubicarlo a como diera lugar, pero es como si se lo hubiese
tragado la tierra, nadie sabe de él y la esposa llego a preocuparse, -crucé mis dedos sobre el escritorio, pensando en lo que
Alexander me habia dicho en el auto y ahora que Abby me confirmaba que Paul no tenía nada que ver, no sabia ni que pensar.
Si es que había algo más detrás de esto, ¿qué era?
Por más que le daba vueltas, no encontraba una respuesta lógica, lo único que se me venia a la mente era un accidente, un
robo o tal vez estaba metido con otras personas peligrosas y estaban ajustando cuentas.
Nos quedamos sin aliado y sin pruebas que pudieran hundir definitivamente a los Dubois, lo unico que me quedaba, era la
colaboración con la justicia de Rachel y rogaba para que no saliera mal, para que ella no se arrepintiera a ultimo minuto, era mi
único recurso antes de apresurarme a denunciar a los Dubois por el destalco a Domel, que era lo unico que podia probar.
¿Estás segura? ¿No pudo ser una distracción? pregunte dudando hasta de mi nombre y Abby se levanto del sofà para sentarse
en la silla al frente del escritorio y poder mirarme fijamente a los ojos.
Últimamente, sé cuando Paul me miente, me ha mentido tantas veces con tanta facilidad, que lo detecto enseguida con su
lenguaje corporal, con su mirada, sus expresiones faciales. Ademas, conociendolo como lo hago, él no se arriesgaria a alarmar
a todo un bufete de abogados y a su esposa, por mas infiel que sea, con la desaparición de un abogado, que crees que
pasaría? la pregunta estaba de más. Era claro que investigarian hasta dar con los verdaderos responsables, Paul no es tan
tonto como para cavar su propia tumba. Sari, el abogado desapareció por otra causa o por otras personas. O por su propia
cuenta.
Deje caer mi espalda con pesadez y cerré mis ojos pensando en lo que haría ahora. Por los momentos tenia la grabación, si la
presentaba como prueba en la declaración de Rachel, al igual que la grabación que le hizo Alexander a la conversación de Paul
con Rachel, podria lograr que iniciaran una investigación en contra de los Dubois.
Dios, necesito un descanso de todo este asunto,
-¿Podrias dejarme sola? Necesito pensar. le pedia al abrir los ojos para mirarla con cansancio y ella tomó mi mano mientras me
dedicaba una sonrisa de medio lado.
Voy a cambiarme, tu vestido de diseñador quedó destruido. -la miré con una ceja enarcada al darme cuenta de que era mio el
vestido que yo misma rompi y ella no se tomó el atrevimiento de decirmelo antes. -Adiós.
¡Abby!-antes de que recibiera mi reclamo, se levantó de la silla y se esfumo del despacho, dejandome sola, con un lio en la
cabeza, y lamentándome por haber roto aquel vestido.
Bueno, solo es un vestido, tenia problemas más grandes que resolver.
Tomé una bocanada de aire y giré la silla para observar las fotos familiares, aquellas imágenes donde aparecia sonriente con
mis padres. Los extrañaba tanto que dolia.
Sonrei con melancolia, mientras detallaba el rostro de cada uno desde mi asiento y frunci mi ceño al ver un sobre sellado que se
me hacia tan familiar. Me acerqué con la silla, recordando que aquel sobre blanco me lo dio mi padre como regalo de
cumpleaños y no dudé en tomarlo para leer la nota que escribió para mi.
“Feliz cumpleaños número 30 a la heredera de Doinel. Con amor, tu padre.”
Sus palabras al entregármelo resonaban en mi cabeza como si las estuviera escuchando en este mismo momento.
Puedes abrirlo cuando sientas que las cosas no salen como quieres.
Yhonestamente, nada estaba saliendo como queria.
Queria tenerlos de vuelta, queria de regreso nuestra empresa, queria que los Dubois pagaran. Cuando daba un paso adelante,
al siguiente segundo daba dos hacia atrás, llevándome casi al comienzo.
Pero, volver a empezar no significa comenzar de cero.
Después de meditarlo unos segundos, con lágrimas acumuladas en mis ojos y sintiendo mi corazón encogerse, decidi que era
momento de abrir el sobre, después de todo, era un obsequio de mi padre.
Sin embargo, cuando estuve por abrirlo, una carta en el lugar donde antes estaba el sobre llamó mi atención, solo ahi cai en
cuenta de que ese no era el sitio donde habia dejado el sobre sellado y que alguien lo habia cambiado de lugar, dejando aquella
carta debajo, donde nadie pudiera verla.
Senti una corazonada cuando tuve la carta en mis manos, después de dejar el sobre en la gaveta del escritorio, cerrándola con
llave para que nadie volviera a tocarla sin mi autorización.
Me deshice de las rebeldes lagrimas que se escaparon de mis ojos al ver que era igual a la carta que mis padres me enviaron y
rápidamente la abri para leerla.
Era otro mensaje de mis padres, otra señal de vida recordándome que no estaba sola, que no estaba loca al decir que seguian
con
vida cuando ni siquiera han aparecido.
La elegante e impecable caligrafia iluminaron mis ojos y lei pausadamente cada palabra, devolviéndome la esperanza que crei
perdida, haciéndome saber que no todo estaba perdido, al contrario, que estábamos más cerca de lo que pensaba y pisándole
los. talones a los Dubois, que estábamos tomando el control de nuestra vida. Me estaba recordando que después de la
tormenta sale el
sol.
“Los nudos tienen solución si le das un poco de tiempo. Espera unos dias. Días para hacer justicia. Solo unos días para verte
sonreir. A solo dias de nuestro reencuentro. En unos dias podrás abrir tu regalo, sabrás cuál es ese día, solo espera.”