Destinada a los gemelos alfas

Chapter 36



36
-No pongas resistencia- fue lo que le dijo el lobo contra su pido después de soltar el lóbulo que dejó húmedo y con algunas
marcas de colmillos que la habían hecho gemir-Soy tu mate, tu alfa, tu lobo. El macho del que llevarás sus cachorros- las
manos de él recorrían el cuerpo de ella de arriba abajo, de una forma algo dura, pero a la vez excitante. Su erección
presionando entre las nalgas de ella- Acéptame, no me tengas miedo, no tiembles por mi- su tono era más de orden que de un
pedido. 1 Clara se mordió el labio inferior. Ella sabía de lo que el macho era capaz, ya lo había hecho antes, y aunque le había
dicho sus excusas aún tenía miedo del futuro, de cómo la trataría, sin embargo, no era muy diferente a lo que estaba
acostumbrada. -Ah-un gemido salió de sus labios cuando el cabello de ella fue corrido hacia un lado cayendo sobre la almohada
como una pesada cascada y la lengua áspera del alfa lamió sobre su glándula, una zona erógena e igual de sensible que su
interior. Sus manos se apretaron a la almohada y se estremeció.
Ir en contra de la marea, luchar por lo que le estaba haciendo, intentar huir era en vano. Estaba atrapada en una espiral que no
podía salir, por lo que solo le quedaba dejarse tocar, solo que no espero que su cuerpo respondiera con más intensidad que
antes. Dixon la tocaba de una forma que dejaba caliente cada zona donde sus dedos presionaban. Podía ser debido a que la
había marcado con su olor. No lo sabía, no podía pensar..
-Lo estás sintiendo bien-Dixon susurró contra su nuca. Su cabello negro acariciaba la piel de ella y le daba cosquilla. Aun así, el
lobo deseaba más. Su boca se estaba haciendo agua – Deja de temblar, no te follare- se relamió los labios- Voy a comerte. 1
Y Clara no entendió sus palabras pues no estaba relacionado con el sexo y sus padres no hablaban del tema en su casa. Eso la
tensó aún más.
– No, no quiero. No me hagas daño-lo tomó de la peor forma aumentando sus temblores y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Ahí estaba de nuevo, esa reacción que hacía que Dixon se quedara confuso. Por momentos ella tomaba la iniciativa y se sentía
tan fuerte y decidida y ahora era como si estuviera aterrada.
No te voy a hacer dano- la voz de él sonó grave otra vez en su oído y Clara pudo sentir como unos dedos se desplazaban por
su cadera hasta llegar a sus nalgas y seguir aún más abajo, allí estaba su sexo y presionaron allí, en un punto que le hizo
jadear y apretar la sábana – Es aquí donde voy a comerte- la punta de los dedos de Dixon apretaron el clítoris escondido en los
labios vaginales, incluso ahí ella era pequena.
Clara abrió la boca, pero no salió ningún sonido ante la estimulación de su cuerpo. Una sensación que había sentido y con la
que no estaba del todo familiarizada y más que miedo... le daba curiosidad,

Dixon volvió a lamer el cuello de ella y se alzó para quitarse la camisa dejando su torso descubierto que se estaba cubriendo de
una ligera capa de sudor. No podía tener sexo con ella, IMI CSO no evitarta que pudiera tocarla y saborearla.
Y por la expresión que Cara tenía en su rostro supo que ella tenia curiosidad, su cuerpo labia dejado de lemblat ligeramente.
Solo tenía que ser un poco más agradable, coino había dicho Willy podla tenerla asi. Nu era tan dificil. Alinenos de esa manera
podia cubarla con su olor
cuando ella saliera con su hermano. Por lo que estiró la mano, agarró la camisa de ella y de un tirón la desgarró, la loba grito de
impresión, mas no tuvo tiempo de procesar aquello pues una cascada de besos cayó sobre su espalda ahora completamente
desnuda. 1
Sus sollozos se mantuvieron a raya. Las feromonas del alfa se vertían sobre ella mareándola y haciendo que se humedeciera y
aunque aún tenía miedo, no podia evitarlo o mentirse a ella misma, su cuerpo exigia tener aquellos dedos que le habían hecho
sentir realmente bien. Escondió la cabeza en la almohada dejándose llevar por las sensaciones abrumaba por las emociones
que la recorrían. En su interior unos brazos la envolvían abrazándola y susurrándole algo al oído que hacía que no presentara
tanta negación a lo que estaba ocurriendo, aunque se oida cansada, agotada, casi sin fuerza. De seguro era ella. Dixon se
desplazó por la pequeña y delgada espalda besando cada parte de la piel. Había notado algo muy importante -Estás llena de
cicatrices- no pudo evitar mencionar. Ante esto Clara alzó la cabeza y lo miró por encima del hombro dudosa de que decir o de
si eso le desangraba, después de todo a los machos le gustaban las hembras perfectas y hermosas – ¿Cómo te las hiciste?
Clara no respondió y volvió a esconder su rostro en la almohada para evitar decir algo sobre su padre. Bien le había inculcado
él que si decía una sola palabra pagaría las consecuencias. Sus manos se empaparon de sudor de solo recordarlo. Alester era
de los que cumplía sus amenazas. Ante la no respuesta de la loba Dixon se alzó ligeramente y su mano se extendió en
dirección al pelo de la nuca de la hembra, pero se detuvo en seco. La idea que le pasó por la cabeza fue agarrarlo con fuerza,
tirar hasta que pudiera verle el rostro y luego de eso formar una respuesta, sin embargo, el resultado que ganaría sería tenerla
en la esquina de la cama llorando de forma molesta otra vez.
En vez de eso era mejor tenerla sumisa y gimiendo debajo de él. Aun así, un sentimiento incómodo se alojó dentro de él.
Sacudió la cabeza y prosiguió besando su piel donde podía sentir la textura de heridas pasadas. La piel era blanca por lo que
casi no podían verse, pero algunas eran largas lo que indicaban que para que quedaran en ese estado debieron ser profundas y
dolorosas en su momento. 1
Después de lo que Ethan le había comentado que había ocurrido con el padre de Clara, la única persona que podía pasar por
su cabeza era él. Tendía que ajustar cuentas de una vez por todas. A su loba nadie la podía tocar. Una rabia fue subiendo por el
que no se dio cuenta que había descendido y mordió la nalga de ella.


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