Destinada a los gemelos alfas

Chapter 21



21
Dixon no recordaba la última vez que había dormido tan bien, porque nunca antes lo había hecho. Siempre había alguien que lo
despertaba de forma brusca y hasta violenta. Abrió sus ojos encontrando un techo para nada familiar y recordó los últimos
sucesos en su vida. En cómo había llegado a la manada. Como se había hecho alfa. En la llegada de su hermano En la muerte
de su padre... y en el encuentro por fin con su mate.
Su mate.
Se levantó de golpe al sentir el olor de ella muy a lo lejos. Giró la cabeza buscándola al no encontrarla a su lado imaginándose
la peor escena. Que ella hubiera escapado de nuevo. Sintió algo de alivio al verla recostada en una esquina hecha un ovillo
envuelta en la sábana. Su posición no era nada cómoda para dormir, pero parecía relajada.
Dixon se levantó de la cama y se arregló el pantalón. No toleraba que ella estuviera durmiendo allí. Se suponía que ella debía
haber despertado a su lado, donde él la despertaría, le comería la boca y volvería a marcar su cuerpo con su olor y besos. Pero
no, ella parecía tener un don especial para molestarlo, aun cuando en la noche... ella había estado al principio renuente y
después, más dispuesta de lo que imaginó. Al parecer ya lo estaba aceptando, entonces...
Se detuvo delante de ella y se arrodilló. La respiración estable de la loba le indicó que estaba realmente dormida y extendió la
mano para acariciarle la cabeza. En eso los ojos de ella se abrieron de golpe y se fijaron en el rostro de él. Una mueca de terror
se mostró en sus fracciones y otra vez sus orbes se llenaron de lágrimas.
-No, no me hagas daño – sollozó.
Dixon cerró los ojos y alejando su mano. Estaba teniendo que recurrir demasiado a su paciencia con ella.
-Ya te dije no que no voy a hacer dano- la agarró del hombro y tiró de ella hacia adelante. La cadena larga en su tobillo sonó
ante el movimiento de forma suerte. La loba se removió pensando que le haría algo, o terminar lo de anoche que no recordaba
en que habla concluido.
No, no se sacudió con violencia mientras el lobo la alzaba sobre su hoinbro y caminaba en dirección al baño.
Solo nos vamos a bañar. Estate quieta- nalgueó con algo más de fuerza la nalga de ella ganando un gemido lastimero que la
hizo quedarse quieta. Así estaba mejor.

La dejó sentada en medio de la bañera para comenzar a llenarla, sin darse cuenta que ella había desenfundado sus colmillos.
Con un rápido movimiento los enterró en la mano de él sacándole sangre. Dixon gruno más 110 se movió Solo miró la acción
rebelde de su pareja teinblorosa con los ojos azules llenos de lágrimas.
Suella silono fue autoritario y demandante obligándola a ella a abrir la boca, enfundar sus Caninos y retroceder pegándose al
otro bordo de la banera Su cuerpo hecho un mar de Temblores.
Vas a golpetme? sus palabrus eran atropelladas y cargadas de miedo Dixon, que imitaa yamalizabalduto ou si mano que llevó a
su bora y antó la sangre que
salía de sus heridas negó con la cabeza.
– Acaso crees que por cualquier cosa te voy a golpear. ¿Me veo tan salvaje?- después de decir esto recordó que ella no era
capaz de ver- No soy una bestia maltratadora. Nunca he golpeado debidamente a una hembra y no creo que me encuentre en
alguna situación que me obligue a hacerlo. Quita esos pensamientos de tu cabeza. Dixon abrió la pila para que la bañera
comenzara a llenarse de agua que corrió hasta los pies de la loba. Por el flujo se llenaria bastante rápido. Clara por su parte se
mordía la uña nerviosa dejando de llorar. Había detectado que sus ojos veían un poco más nítido por lo que pudo definir los
detalles del lobo con más claridad, así como su tamaño y su cuerpo definido. Solo que no lo diría. Will de seguro le había dicho
sobre su deficiencia. Asi era mejor.
No se dijeron nada mientras el agua llenaba la tina, y cuando esta llegó a la mitad el lobo retiró su única prenda y comenzó a
meterse dentro en el otro extremo. Clara bajó su cabeza aunque ya había tenido una ojeada del miembro del lobo y era grande
y grueso aun sin estar erecto. La noche anterior recordaba haberlo sentido cintra la tela, pero en la vida real era más
impresionante. Con lo pequeña que era ella temía que pudiera hacerle daño a la hora del sexo. Y más si eran dos. Eso la pudo
aún más nerviosa.
Dixon terminó de sentarse y sus piernas quedaron a cada lado de la loba. La tina era grande, pero él también lo era. Le hubiera
gustado tener a la loba contra su pecho para deleitarse con el olor de ella. Quizás era mejor no insistir.
-Eres extraña- no pudo evitar decir.
Clara alzó la cabeza para después bajarla de nuevo.
-¿Por qué lo dice? -Anoche... estuviste muy dispuesta, me aceptaste y hasta me besaste, pero hoy... apenas si resistes mi
contacto – no era una acusación, más bien, había curiosidad en sus palabras – Es como si...

-Yo no te besé – Clara se mordió los labios. Dixon alzó una ceja. – Acaso pretendes jugar conmigo. Me besaste, me agarraste
fuerte del cabello y hasta después los dos la pasamos muy bien. Tú misma iniciaste paste de eso. Las palabras de él no
coincidían con lo que Clara tenía en su mente. Era como ocurría otras veces que había algunas mentales en su cabeza que no
podía recordar. No volvió a abrir la boca y aunque el alfa le preguntó otras cosas ellos, simplemente no respondió.
Una hora más tarde, después de que la había sacado de la tina, había secado su cuerpo tembloroso y casi tuviera que comer
obligada porque el alfa no se iría sin que ella comiera lo suficiente, Clara por fin se quedó sola en la habitación. Afuera
comenzaba a llover y por los truenos anunciaba que sería aún más fuerte.
Ella recogió sus piernas recostando su espalda a la pared sobre la cama. Otra vez estaba encerrada y amarrada. El grillete en
su tobillo no había sido retirado. El alfa no confiaba en ella y bien que no lo hacía. Ella buscaría una forma de salir de allí.
Aunque volver con su padre... tampoco era una buena opción. Suspiro sintiéndose agotada y preguntándose como estaría el
otro lobo. Ese que ahora también era su mate y estaba encerrado en una celda. No era como si quisiera verlo, pero de igual
fornia
EL
era su pareja destinada y se preocupaba de alguna forma por él. Sacudió la cabeza y tembló ligeramente recordando el miedo
que le tenía cuando un mareo la invadió de pronto aun cuando estaba sentada. Cerró sus ojos en un intento de controlarlo, pero
todo se hizo negro alrededor de ella. -Solo te limitas a temblar en una esquina- otra vez esa voz en su cabeza. Solo que esta
vez estaba tan cerca que le hizo abrir los ojos encontrándose en una zona completamente desprovista y oscura.
Retrocedió un paso con miedo.
– Incluso te asustas de ti misma- la misma voz.
Clara se mordió la uña buscando de un lado a otro hasta que sintió una presencia detrás de ella. Al guitarse no se esperó
encontrar a alguien. Solo que esta persona era igual a ella, solo que sus ojos eran completamente rojos. Los ojos de un Salvaje.


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